Los dioses romanos son ampliamente conocidos. Su importancia fue tal que sus nombres y todas las artes dedicadas a ellos, desde la literatura y la cerámica han sobrevivido a día de hoy. Tanto, que planetas como Venus, Mercurio, Júpiter o Marte llevan sus nombres.
No obstante, la mitología romana va más allá de lo que nos ha dado la televisión, las series o las películas. Representa un conjunto de ritos y creencias que continúa teniendo una importante influencia en la forma en que nos comunicamos e interactuamos, aún después de haber pasado tantos siglos.
Entre las características que distinguen a la romana de otras mitologías se encuentra el hecho de que no tienen relatos secuenciales. Es decir, los primeros recuerdos que se tienen de la existencia de dioses en Roma se centran en la adopción que sus poetas, Virgilio, Ovidio u Horacio, realizaron de lo que habían escuchado de sus homólogos griegos.
De ahí que a veces tengamos algo de dificultad para entender las diferencias entre la mitología griega y la romana, puesto que una deriva de la otra. Ahora bien, para marcar una identidad en sus pobladores, esta última tuvo que elegir ciertas particularidades como:
- Rituales como principal eje de honor y veneración divina.
- Edificación de escuelas sacerdotales y panteones para los dioses.
- Mitos que explicasen la fundación y crecimiento de Roma.
- Misma participación entre personajes humanos y dioses romanos.
Otras diferencias de los dioses romanos
Entre las diferencias que demarcan entre sí la mitología romana de la griega está la forma de definir a los dioses.
La primera exaltaba una gran complejidad entre la interacción que los dioses tuviesen entre sí y con los mortales.
Por su parte, la segunda simplemente relataba, de forma secuencial, alguna desavenencia que existiese entre mortales y ciertas divinidades, como ocurre, por ejemplo, en el relato del rapto de Persefone, hija de Deméter a manos del dios Hades.
Y todavía hay más. No te extrañe tener dificultad en entender la mitología romana mucho más que la griega debido a que esta contiene un sinfín de historias, algunas contradictorias entre sí. Esto ocurre debido a que con el tiempo fueron añadiendo relatos griegos.
De hecho, la única certeza que se tiene de la mitología en Roma es que emergió con el fin de preservar sus viejas tradiciones las cuales estaban cayendo al olvido desde el periodo de Marco Terencio.
Nombres de los dioses romanos
Existieron cientos de dioses romanos, solo algunos fueron los 12 olímpicos. Entre ellos destacan:
Juno, diosa de la maternidad y el hogar
Juno es la madre de todos los dioses, patrona del hogar, protectora de las mujeres casadas. Esta considerada el reflejo de la diosa griega Hera. Es hermana de Júpiter y también su esposa. De su unión emergieron otras deidades tales como Vulcano y Marte.
Entre las principales características de Juno se encuentra su gran ferocidad, debido a las constantes infidelidades de su esposo, Júpiter. En buena parte de la mitología romana se entiende que Juno fue capaz de acabar tanto con las amantes como con los hijos fruto de sus fugaces romances.
Júpiter, el padre de los dioses
El rey de los dioses romanos es Júpiter, por lo que viene a suplir el rol del dios griego Zeus. Su origen se remonta a mucho antes de que existiesen relaciones con la tierra helénica.
Provino de la unión de Saturno y Ops, quien fue oculta por este primero en Creta y que terminó siendo amamantado por una cabra ya que su padre tenía como costumbre terminar devorando a sus propios hijos.
Júpiter representa el cielo junto a todos los fenómenos que ocurran en este. Junto a Juno y Minerva conforman la Tríada romana.
Diana, diosa de la caza y de la luna
Diana es la diosa romana, gemela de Febo, que vive en los bosques y se dedica a cazar. Tiene a las ninfas como fieles compañeras y se le veneraba por su poder sobre la noche y los infiernos. Su símbolo principal es la luna y dada la conexión que tiene con Júpiter, su deber es permanecer siempre joven y siempre virgen. Se le considera la diosa de la castidad.
Minerva, diosa de la sabiduría y la estrategia en la guerra
Minerva es recordada como la patrona de Pireo y relata un mito que, junto a la creación de un olivo, terminó logrando que dicho lugar prosperase por siempre. Era considerada dueña y señora de la sabiduría, las artes y, en especial, de la guerra.
Cuentan las leyendas romanas que Minerva fue hija de Júpiter y Metis, diosa de la prudencia y se le asemeja con la diosa griega Atenea. Por otro lado, además de aparecer en la mitología romana, esta deidad también es conocida en relatos etruscos como la reina de los artesanos.
Marte, dios de la guerra
El dios romano Marte es reconocido como la divinidad de la guerra. Espejo de la figura griega Ares, este devino de la unión de Júpiter y Juno. No obstante, como parte de las contradicciones de estos relatos, también estaba relacionado con la cosecha y las vegetaciones.
La mejor respuesta para solucionar esa contradicción es que su personalidad era compleja. Podía proteger a los pueblos de los conflictos como un guerrero, pero también ayudarles a que sus cosechas diesen buenos frutos. Además, existen leyendas lo consideran padre de Rómulo y Remo, fundadores de Roma.
Febo, dios de la luz
Febo en la mitología romana es considerado el dios Sol, de hecho su nombre viene de la palabra “brillante”. De entre los dioses romanos su padre es Júpiter, y su hermana es Diana, la diosa de la caza, de la naturaleza y de las doncellas.
Se le considera un dios virtuoso y lleno de belleza. Comúnmente es representado como un joven de cabellos dorados y se le relaciona con el dios griego Apolo, de mayor influencia que él.
Venus, diosa del amor, los placeres y la belleza
Todos los panteones tienen una diosa del amor, y los dioses romanos no son la excepción. Venus es la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Reflejo de Afrodita, entre las hazañas que se le atañen están la de dar a luz a Cupido, encargado de lanzar flechas de amor a los mortales.
También es madre de Eneas, considerado padre protector de los romanos. No obstante, Eneas no tiene pareja, ya que se considera a Venus como su par creador.
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