CUPIDO Y EL AMOR

La Relación entre Cupido y el Deseo en la Mitología Romana

En la mitología romana, Cupido es el dios del deseo, el amor y la atracción erótica. Generalmente, se le representaba como un niño alado o un niño, desnudo o con pañales, armado con un arco, que usa para disparar flechas de amor a dioses y mortales por igual. El nombre Cupido proviene del verbo latino cupere, que significa deseo, amor o lujuria

Nacido del romance oculto entre Venus, diosa de la belleza y el amor, y Marte, dios de la guerra, Cupido encarna las complejidades del amor, tanto en su dulzura y pasión, como en su lado contrapuesto, el odio y la repulsión. A menudo se le representa como un travieso alborotador que disfruta sembrando el caos y provocando emociones en los demás.

A pesar de su reputación de causar muchos problemas y gastar bromas a sus víctimas mortales o inmortales, Cupido también es conocido por ser un hábil casamentero. En Roma se creía que quien era alcanzado por una de sus flechas doradas, se enamoraba perdidamente de la primera persona que veía.

 

 

 

 

Cupido Deseo y Erotismo

Cupido se sincretiza con Eros, dios griego del amor, el deseo y la atracción sexual, de quien se originó el término “erótico”. En la mitología griega, Eros era hijos de Ares, dios de la guerra, y Afrodita, diosa de la belleza, así como del sexo y el deseo.

Eros estaba acompañado de otros Erotes, un grupo de dioses alados asociados con el amor y las relaciones sexuales. Estas figuras antiguas solían representarse como jóvenes con cuerpos alados, a veces personificados como un trío: Eros (lujuria), Himeros (deseo) y Pothos (pasión).

En la mitología romana, eros era representado como un pequeño niño que portaba un arco y un carcaj con flechas. Ovidio describe los dos tipos de flechas de Cupido: una que infunde un deseo incontrolable y otra que llena de repulsión a su objetivo. Ser alcanzado por una flecha dorada hacía que la persona se enamorara perdidamente de quien Cupido eligiera. Mientras que las flechas de plomo provocaban repulsión hacia alguien que Cupido eligiera.

Como dios travieso, Cupido solía disparar a uno de los dos con una flecha de oro y al otro con una de plomo, para que uno sintiera repugnancia por la persona que estaba locamente enamorada de él o ella. A veces, esto era por orden de su madre, Venus, mientras que otras veces, era decisión propia interferir en la vida amorosa de los demás.

 

El Mito de Dafne y Apolo

Un mito muestra el amor no correspondido creado por Cupido. Apolo presumía de sus conquistas y del deseo que despertaba en las mujeres y se burlaba de Cupido por jugar con su pequeño arco y sus flechas. Apolo era el dios del arco y la flecha, algo que envidiaba Cupido. 

Como venganza, Cupido disparó una flecha dorada contra Apolo, para que se enamorara de Dafne, una ninfa del río, pero utilizó una flecha de plomo contra la ninfa, para provocar repulsión y odio por Apolo. 

A pesar del odio que Dafne sentía por Apolo, el amor de dios no se desvaneció. En un esfuerzo por convencerla de su amor, la siguió, anhelando, pero ella lo rechazó una y otra vez, para salvarse, la ninfa invocó a su padre. “¡Ayúdame, Peneo! ¡Abre la tierra para envolverme, o cambia mi forma, que me ha puesto en este peligro! ¡Libérame de Apolo de ahora en adelante!”. Y su padre la convirtió en árbol de laurel.

Esta metamorfosis no fue suficiente para desvanecer el amor de Apolo, quien juró honrar a Dafne hasta el fin del tiempo. “Siempre te tendré en mi cabello, mis liras te tendrán, mis aljabas te tendrán, laurel. Estarás presente en dos lugares latinos cuando la voz alegre cante un triunfo y visiten las grandes ceremonias en el Capitolio.”

Valiéndose de sus poderes divinos de eterna juventud e inmortalidad, Apolo decidió convertir a Dafne en una planta perenne, es por eso que las hojas del laurel nunca se pudren.

 

 

 

El Mito de Cupido y Psique

Psique, una mortal de extraordinaria belleza, provoca los celos de Venus, quien envía a su hijo Cupido para que enamore a esta mujer de una horrible criatura. No obstante, Cupido se pinchó accidentalmente con su flecha y se enamoró perdidamente de Psique. 

El padre de Psique recibe un mensaje de un oráculo de Apolo, en el que se revela que su hija dará a luz a una criatura horrible, así que encadena a Psique a un acantilado rocoso para que un monstruo marino la devore. Cupido, con la ayuda de Céfiro, dios del viento del oeste, liberó a Psique y la llevó a un palacio secreto, donde la visitaba todas las noches.

El dios del deseo prohibió a la ninfa que lo mirase a la cara, Pero sus hermanas sembraron la duda en Psique, quien una noche decidió encender una lámpara para contemplar el rostro de Cupido. Sorprendida por la belleza de dios, derramó accidentalmente aceite de la lámpara sobre él, causándole heridas graves. Cupido huyó y, accidentalmente, Psique fue pinchada por una de sus flechas doradas y se enamoró de él.

Molesta por lo ocurrido, Venus, la madre de Cupido, decidió atormentar a Psique y le informó que la única forma de salir de aquel tormento era superar varias pruebas muy difíciles, entre un viaje al inframundo.

Para recuperar a su amada, Cupido pidió el favor de Júpiter, para liberarla del servicio a Venus, a cambio Cupido utilizará sus flechas doradas para ayudar al dios de dioses a conseguir las amantes que deseara. Con la ayuda de Júpiter la ninfa fue liberada y convertida en diosa. Finalmente, Cupido y Psique se casaron en el Olimpo.

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