Las historias fascinantes, las leyendas y los mitos siempre han formado parte de nuestra cultura universal. En todas las épocas, las sociedades se han dejado cautivar con el ir y venir de seres prodigiosos. En esta ocasión hablaremos de la Mitología Romana, una de las más importantes por su historia y tradición.
En sus orígenes, la Mitología Romana fue el resultado de la fusión de creencias y relatos de las diversas culturas que conformaban el territorio de la antigua Roma, así que las primeras narraciones sobre dioses romanos abarcaban temas más relacionados con mitos históricos sobre su fundación y consolidación.
Al principio los mitos romanos no contaban con relatos bien estructurados desde el punto de vista narrativo. A lo que sí le daban importancia, era a su sistema de rituales, panteos de dioses y escuelas sacerdotales.
A medida que Roma inicia su expansión territorial también empieza a recibir influencia de las culturas foráneas, siendo la mitología griega la más determinante.
Tan grande fue la penetración de la cultura helénica que los poetas y escritores romanos empezaron a plasmarlas como propias en sus escritos.
Dioses Romanos
Los relatos de la Mitología Romana tenían como protagonistas a tres clases de dioses, los “Di Indigentes”, quienes eran los dioses más antiguos, eran los nativos, los que defendían el estado y eran denominados como sacerdotes. Representaban actividades de la vida diaria como la cosecha, el arado y la lucha.
La mayoría de estas deidades tenían su fecha de celebración fija en el almanaque y eran objeto de festividades especiales en donde el día en cuestión se reconocía con el nombre del dios y su tipo de naturaleza.
Los “Novensides” fueron ídolos establecidos posteriormente pero sus cultos se incluyeron en toda la fase histórica, en este rubro se ubico a todos los dioses que fueron reconocidos después de los Di Indigentes, esto con el objetivo de dar respuesta a nuevas necesidades.
En tercer lugar se presentan los “dioses extranjeros”, que se originaron gracias a los nuevos territorios conquistados. Con nuevas culturas también llegaron otras deidades para adorar, las cuales fueron acogidas sin problema ya que a los foráneos se les permitía continuar con sus creencias.
Júpiter, el primero de todos los dioses romanos
Entre los dioses más influyentes de la Mitología Romana tenemos a Júpiter, dios del cielo y el firmamento, siendo su responsabilidad todo fenómeno que viniera de éste como las lluvias, truenos y vientos. Era considerado como el protector oficial de Roma, también era reconocido como conservador de la ley, la justicia y la verdad.
Júpiter gobernaba en un triunvirato con las diosas Minerva y Juno. Haciendo una comparación con la mitología griega, se le puede identificar con el reconocido dios Zeus, regente de los dioses del olimpo.
Diosa de la sabiduría romana
Minerva era la diosa de la sabiduría romana, protectora de Roma, deidad de la estrategia militar, atributo de mucha importancia para los generales romanos, antes, durante y después de la batalla.
Era representaba con un búho, el búho de Minerva, símbolo de la unión de la sabiduría y el conocimiento. Hija y mano derecha de Júpiter por ende todas las decisiones que tomaba Minerva eran para cumplir la voluntad de su padre y estas siempre se cumplían.
Juno, la diosa madre
Entre los dioses más antiguos de la Mitología Romana se encuentra Juno, protectora de las mujeres, la patrona de Roma y diosa de la familia. También fue la diosa de los partos y la diosa del consuelo.
Diosa romana de la agricultura
La diosa romana de la agricultura era conocida con el nombre de Ceres, su mito narra que enseñó a los campesinos los secretos para cultivar el campo, sembrar la tierra, cosechar el trigo y elaborar pan. Su influencia fue tan relevante para la cultura occidental que de su nombre proviene la palabra cereal.
Dios romano del vino
Por su parte, Baco fue denominado como el dios romano del vino, del éxtasis y desenfreno. Era representado en pinturas y esculturas como un hombre joven y atractivo, siempre portando una copa de vino o un racimo de uvas.
El culto a Baco lo realizaban exclusivamente mujeres. Estas eran conocidas como las bacantes. En las bacanales, bebían, cantaban y tenían sexo en honor a Baco, normalmente en algún bosque profundo para que nadie las encontrase. Existen muchos cuadros y referencias a estas fiestas orgiásticas.
Diosa de la belleza romana
Otra de las diosas populares era Venus, diosa de la fertilidad romana, el amor y el sexo. Su influencia sobre los romanos también era digna de destacar, un ejemplo de ello es que era la protectora de Julio César. Solemos apreciarla en sus representaciones, posando sobre un carro tirado por aves, y en su cabello una corona de rosas.
Marte en la mitología romana
No podemos dejar fuera a Marte, el dios de la Guerra, era reconocido por su armadura de guerrero y su casco encrestado. Sus símbolos eran el lobo y el pájaro carpintero.
Los mitos más populares de la Mitología Romana
Las mitologías romana y griega guardan una estrecha relación, cabe destacar que los relatos romanos que han transcendido son los que están relacionados, con las fabulas helenas.
Al igual que todas las civilizaciones, los antiguos romanos también se dejaban seducir por los mitos y leyendas, inclusive los historiadores cuentan que crearon un mito para explicar por qué tenían el derecho de gobernar a todas las regiones, así fue como nació la leyenda de Rómulo y Remo, propia y exclusiva de Roma.
Está historia nos narra la historia de unos hermanos gemelos, hijos del dios Marte, quienes fundaron una ciudad para gobernarla como reyes. Pero la rivalidad se interpuso y Rómulo mató con una piedra a su hermano y se convirtió en el primer rey de Roma.
Otra de las fabulas de la Mitología Romana es el rapto de las Sabinas que cuenta como los súbditos de Rómulo interrumpieron en los campamentos de los Sabinos. Una vez en el lugar secuestraron a las mujeres y se dio lugar a una lucha que trajo como consecuencia que las damas terminaran casadas con sus captores.
El mito de Cupido es otro de los más conocidos, relata la historia del dios romano del amor. Se trata de un pequeño niño armado con arco y flechas que al ser lanzadas podían causar tanto amor como rechazo a quienes impactaban.
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