El templo de Júpiter es considerado el más importante de los inicios de la Antigua Roma. Fue el epicentro de la Religión Romana.
Este lugar fue construido en honor de los principales dioses, Júpiter, Juno y Minerva, que conformaban la triada Capitolina. En el siguiente artículo descubriremos la historia de este prodigio arquitectónico.
Este templo de Júpiter también era conocido con el nombre de Júpiter Óptimo Máximo. Como todos los templos romanos tenía una función político – religiosa.
Se construyó para convertir a la ciudad de Roma en el centro principal de culto, ya que los rituales se concentraban en las montañas de la ciudad de Alba Longa.
Tras su culminación, se logró el objetivo de reunir, en la ciudad de Roma, a los pueblos devotos de los dioses más influyentes, en ese momento. Cada año se reunían para realizar sacrificios y ofrendas a la triada Capitolina.
El templo de Júpiter fue ordenado por el primer rey etrusco, Tarquinio Prisco. De acuerdo con algunos documentos históricos, se piensa que su culminación llegó al establecerse la República en el año 509 a. C. en tiempos del cónsul Marco Horacio Pulvilo.
Diseño y arquitectura del templo de Júpiter
Su diseño estaba basado en el estilo etrusco, originado en el siglo VII a. C. en la región Etruria, actual Toscana, en Italia.
El templo de Júpiter fue elaborado de forma rectangular y se elevaba sobre un alto podio. Tenía una escalinata en su parte delantera, lo que aumentaba visualmente la importancia de la fachada.
Además, estaba rodeado por columnas en tres de sus lados, mientras que en la parte posterior se levantaba un muro recto que formaba parte de la cella. En la parte delantera contaba con otras dos filas de columnas exentas dando lugar a un profundo pórtico o pronaos.
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La nao, cella o habitación principal estaba dividida en tres recamaras, estando la central y más grande dedicada a Júpiter. En sus laterales tenía a su derecha a Juno y a la izquierda a Minerva.
El podio está elaborado con el antiguo sistema de construcción romano, opus quadratum de capellaccio. La cubierta era una techumbre a dos aguas y haciendo de acrótera se encontraba una lámina de terracota que posteriormente fue sustituida por una de bronce.
La estatua principal del dios Júpiter también estaba hecho de terracota policromada. Se piensa que fue hecha por Apolonio, el artista griego que también hizo la estatua conocida como Torso de Belvedere.
Sus dimensiones de 53 x 63 metros, eran majestuosas para la época. Este tamaño nos indica la intención política que tuvieron los primeros reyes de hacer de Roma el centro de la religión, para lo cual necesitaban dotar a la ciudad del templo más espectacular y lujoso.
El templo de Júpiter fue destruido en numerosas ocasiones por incendios y reconstruido con mármol en los años 83 a. C., 69 d. C. y 80 d. C.
Los historiadores aseguran que para la primera reconstrucción se emplearon las columnas del templo ateniense del dios Zeus.
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El templo de Júpiter como escenario de las principales ceremonias
Como era costumbre,el interior de los templos romanos era exclusivamente para los sacerdotes, así que las ceremonias religiosas públicas tenían lugar al aire libre y no dentro del edificio.
En el templo de Júpiter,los ritos más importantes y de culto oficial se realizaban en el frente o en sus inmediaciones.
Estos rituales podían ser la lectura de los libros sibilinos o los sacrificios en las toma de posesión de los cónsules y de los pretores que marchaban hacia las provincias.
Además, este edificio era el centro de las reuniones. Allí celebraban los triunfos y se realizaban las sesiones extraordinarias del Senado.
Durante los oficios religiosos,el sacerdote realizaba la ofrenda al dios Júpiter Optimus Maximus, que significa, Júpiter el más grande dios. Los romanos de la época le atribuían, según la mitología, el poder del trueno y el relámpago.
Júpiter ocupó el sitial de honor durante la república romana. Era un dios de la luz, un protector durante la derrota y el dador de la victoria. Conocido con varios nombres como: Júpiter Imperator, el general supremo; Júpiter Invictus, el invicto; y, por último, Júpiter Triumphator, él que triunfa.
Protegió a Roma en tiempos de guerra y mantuvo el bienestar de la gente durante la paz. Era representado, a menudo, con una larga barba blanca y su símbolo era el águila encima de un cetro que portaba mientras estaba sentado en su trono majestuoso.
En un principio, los primeros romanos creían que estaban vigilados por los espíritus de sus antepasados, y añadieron una triada de dioses a estos espíritus.
Estos nuevos dioses incluían a Marte, el dios de la guerra; Quirino, el divinizado rey Rómulo que velaba por el pueblo de Roma; y, por último, Júpiter, el dios supremo.
La Triada Capitolina en Roma
El templo de Júpiter o santuario de la Triada Capitolina, en Roma, también tenían su espacio de veneración a la diosa Juno, esposa y hermana de Júpiter.
Según la mitología romana, esta deidad representaba la maternidad, la familia romana y el matrimonio.
Para los romanos, la diosa Juno era una de las deidades más importantes pues representaba la fuerza de la vida. También tenía carácter militar y protector. De hecho, se le representa con una armadura y piel de oveja.
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Por su parte, Minerva era la diosa de la sabiduría romana, hija de Júpiter y protectora de Roma, deidad de la estrategia militar.
El templo de Júpiter se alzaba sobre la Colina Capitolina, de las siete colinas más famosas de Roma, y una de las más altas. Sus años de apogeo se vivieron durante la época clásica, cuando se erigieron los fastuosos templos romanos.
Sin embargo, no resistió el paso del tiempo, y con los siglos terminó por ser abandonada.
Del templo de Júpiter solo quedan ruinas, conservándose apenas tres ángulos del muro que servían de base o fundación. De este muro sobreviven 19 hiladas de bloques de cappellaccio en la parte posterior del Templo.
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